Tuesday, January 11, 2005

Capitulo x

Ciudad del Vaticano. 2:00 AM. Futuro Proximo

El cardenal Perez apenas podia conciliar el sueño. Los ultimos dias habia estado agobiado por el trabajo, ordenar asuntos de estado es una tarea sobrehumana, mas cuando se tiene poder sobre varios paises, pero eso no importa, uno no importa, La Obra de Dios es lo principal y hay que llevarla a cabo. Intentando poner su mente en blanco cerro los ojos y pretendio sumirse en un abismo oscuro, sin retorno, cuando el telefono en la mesita de noche empezoa sonar.

- Hola?
- Su eminencia, es requerido inmediatemente en las habitaciones de su santidad.
- Estoy en camino.

¿Que puede ser tan urgente a esta hora? Sabia que el estado de salud de su santidad se habia agravado en la ultima semana, y su deber como lider de la Orden era estar al tanto, pensar en un sucesor, y eso se sumaba a la larga lista de tareas que ya tenia pendientes. En eso pensaba mientras cruzaba los pasillos oscuros y solitarios rumbo a las habitaciones del Papa.

Al llegar, uno de los guardias que estaban en la entrada le abrio la puerta, y al entrar, vio que estaban el medico y el ayuda de camara de su santidad.

- ¿Que pasa?
- Su santidad descansa ahora en los brazos de san Pedro.

La sorpresa asomo en el rostro del cardenal Perez. "¿Tan pronto?, no he tenido tiempo de pensar en un sucesor".

- No debo recordarles que esto debe permanecer en total secreto, al menos mientras se define quien ocupara el trono de san Pedro.

Solo para cerciorarse, se acerco al cuerpo del santo padre, que era una sombra del hombre que tanto habia viajado por el mundo, que tanto habia hecho por la paz. "Un fiel soldado de la Orden, merece todos los honores. Nos sirvio muy bien".

- Doctor, padre, permitanme un momento a solas, debo reflexionar, pero esperen por favor en el cuarto escondido, no quiero que los guardias les vean esas caras que tienen.

Se sento en un sillon al pie de la cama, y recorrio con la vista toda la habitacion, deteniendose en el rostro sereno del papa fallecido. No habia razon para llorar, el mas que nadie en el mundo sabia lo que esa serenidad mortecina ocultaba. El, que durante tanto tiempo habia estado detras del poder papal lo sabia. Se levanto y se acerco al rostro del difunto, hizo la señal de la cruz en su frente y dijo:

- Descansa viejo amigo, ya nos veremos pronto.
- Tal vez mas pronto de lo que te imaginas - un escalofria recorrio la espalda del cardenal Perez, pero la curiosidad pudo mas que el temor, volteo hacia la voz de su amigo, la parte mas oscura de la habitacion, y observo un par de siluetas. De entre la penumbra, surgio la conocida figura del Papa,

- Eso que vez ahi, es solo un cascaron, ha ocurrido algo, un milagro - hizo un ademan y detras de el se asomo una mujer, una mujer que al cardenal se le hizo familiar, cercana, pero no acerto a definir de donde.
- La virgen me ha resucitado, es un milagro, dame un abrazo viejo amigo.

El cardenal no supo que hacer, volteo el rostro al lecho y lo vio vacio, busco a la mujer y ya no estaba, y mientras todo se oscurecia, vio los ojos del Papa resplandecer de una manera extraña mientras esbozaba una sonrisa. Todo se puso oscuro. "Que frio esta el piso", penso mientras caia desmayado.

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